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Bar Leo: Sabores y melodías que encienden La Barceloneta

Foto del escritor: Juan Manuel ÁlvarezJuan Manuel Álvarez

Publicado en noviembre del año pasado, Sabor Barcelona es un libro que recorre la esencia culinaria de la ciudad a través de sus bares, restaurantes y mercados más emblemáticos. En esta ocasión, compartimos el capítulo dedicado al Bar Leo, un rincón icónico de La Barceloneta donde la música, la historia y la tradición se encuentran en cada bocado. Un adelanto que, sin duda, abrirá el apetito por descubrir más páginas de este libro imprescindible.

Bar Leo


Bar Leo

Bar Leo: Sabores y melodías que encienden La Barceloneta


Un rincón de historia y sabor en La Barceloneta


«Ahí está la pared que separa tu vida y la mía

Ahí está la pared que no deja que nos acerquemos

Esa maldita pared yo la voy a romper cualquier día

Ya lo verás, mi querer, que tú volverás ese día»


El Bambino


Por Juan Manuel Álvarez


En el corazón de La Barceloneta, donde el aroma del mar se mezcla con la algarabía de la ciudad, se encuentra el Bar Leo. Este pequeño local es mucho más que un bar; es un refugio de historia, gastronomía y música. Leo, su propietaria, ha hecho de este rincón un hogar para locales y visitantes que buscan buena comida, buenos momentos y un ambiente familiar y acogedor.



Un refugio de tradición y pasión


Este bar encantador ofrece mucho más que bebidas; es un verdadero emblema de La Barceloneta, un fragmento vivo del barrio lleno de historia y tradición, un refugio para locales y visitantes que buscan un encuentro con la gastronomía española, buenas tapas, buenos vermuts y melodías que salen de un antiguo jukebox.


El Bar Leo es, ante todo, un testimonio de la dedicación y pasión de su propietaria, Leo, una mujer que ha transformado este rincón en un hogar para todos los que cruzan su umbral. «La tradición mía es que yo, cuando empecé aquí, todo lo que hacía, todo lo que veía, me gustaba», comenta Leo con una sonrisa que

ilumina el bar como la luz del sol sobre el Mediterráneo. Desde sus inicios, el bar ha sido un punto de encuentro para pescadores, portuarios, artistas y vecinos del barrio, todos atraídos por la atmósfera acogedora que Leo y su familia han cultivado con tanto esmero.


Leo y su familia


Leo, cuyo nombre completo es Leocandia Montes, pero conocida por todo el barrio y más allá como «La Leo», llegó a Barcelona hace cuarenta años desde un pequeño pueblo de Granada. Ahora, con alrededor de ochenta años, su energía y su carisma siguen siendo el corazón del local que regenta. «Yo vine de un pueblo de Granada, con muchas ganas de trabajar y de hacer de este bar un lugar especial», recuerda Leo. Ella no solo es la cara visible del bar. Es su corazón y alma.


Con cuatro hijos y tres nietos que se han criado entre sus paredes, el Bar Leo es una extensión de su hogar. «Mis hijos han nacido y se han criado en el bar. Mis nietos también. Ellos me han ido viendo y aprendiendo, y somos todos una familia», explica. Esta unidad familiar es palpable en cada rincón del bar, donde el cariño y el respeto mutuo crean un ambiente que hace sentir a todos como en casa.


Un santuario musical: el legado de Bambino


Una de las características más distintivas del Bar Leo es su dedicación a Miguel Vargas Jiménez, más conocido como «Bambino», uno de los más grandes y célebres cantaores de flamenco de la historia. Las paredes del bar están adornadas con fotos de este artista icónico, convirtiendo el lugar en un verdadero templo en su honor. Leo recuerda con nostalgia y orgullo cómo Bambino y otros artistas solían frecuentar el bar, llenándolo de música y alegría. «Para mí, Bambino era como un hermano», dice Leo con emoción. Este legado musical se mantiene vivo gracias al jukebox, donde por un euro se pueden seleccionar tres canciones, principalmente de flamenco y música popular española e internacional, que invitan a los clientes a bailar y disfrutar de un ambiente festivo y único.


Delicias que conquistan: la cocina


La cocina del Bar Leo es famosa por sus deliciosas tapas, preparadas con el mismo amor y dedicación que Leo pone en todo lo que hace. Entre las más conocidas están las migas, los pescaitos fritos, los pimientos, los buñuelos de bacalao, las vieiras gratinadas, las anchoas en vinagre y las sardinas a la plancha. Cada bocado es una explosión de sabor que refleja las raíces andaluzas de Leo y la riqueza gastronómica de La Barceloneta.


«Cuando yo empecé aquí, lo hice con las migas, pescaitos fritos, pimientos, que eran las migas de Andalucía. Y el boquerón en vinagre, anchovas, sardinas a la plancha, pescado, cocido, todo eso. Estas tapas han sido parte de la identidad del bar, ofreciendo un sabor auténtico y familiar», explica.


Una comunidad unida por el Bar Leo


El Bar Leo no es solo un lugar para comer y beber. Es un punto de encuentro para la comunidad. Vecinos del barrio, turistas y antiguos residentes que ya no viven en la zona se reúnen aquí para compartir historias, risas y buenos momentos. «Para mí, la gente que viene a mi bar no son mis clientes, es mi gente. Los adoro, los amo y los quiero y cualquier cosa que pueda hacer por ellos, la hago. Prefiero dar lo poquito que tengo y repartirlo entre todos, y amarlos. Cuando llega el fin de semana y tengo el bar lleno, todos se divierten, todos se lo pasan bien. Me llaman, quieren hablar conmigo, que los atienda, que les dé un besito, un abracito, que los quiera. Y yo les doy mucho cariño, y ellos me lo dan a mí. Soy una mujer afortunada por ello. Cuando ya se va a cerrar por la tarde, no se quieren ir, se van con mucha penita, y yo también, pero me voy contenta porque no ha habido ninguna pelea, ningún disgusto, todos se van contentos», afirma. Este sentimiento es recíproco, y se refleja en la atmósfera llena de vida del bar, especialmente durante los fines de semana, cuando las personas se acomodan en las ventanas, en la barra o de pie, creando un ambiente de alegría y camaradería.


La visión de futuro: mantener la esencia viva


El Bar Leo es un testimonio de la perseverancia y el amor. A pesar de los cambios y desafíos a lo largo de los años, ha mantenido su esencia y continúa siendo un faro de autenticidad en La Barceloneta. «Mi visión para el futuro es clara: mantener el bar como un lugar de encuentro, respeto y alegría, donde todos son

bienvenidos y tratados como familia», asegura. Para quienes aún no han podido visitar el Bar Leo, y para quienes ya son parte de su comunidad, Leo tiene un mensaje: «Les pido mucha suerte, mucha salud y que continúen viniendo hasta que pueda estar aquí y decirles adiós». Con estas palabras, Leo encapsula el espíritu de su bar: un lugar donde el amor, la música y la tradición se entrelazan, creando un ambiente inigualable que deja una marca indeleble en todos los que lo visitan.


Así, el Bar Leo no es solo un bar en La Barceloneta; es un emblema de la cultura y la pasión de Barcelona, un lugar donde el pasado y el presente se encuentran en una danza eterna de alegría y comunidad. «Y aquí estoy, esperando con los brazos abiertos para darles la bienvenida a este hogar que hemos cons-

truido juntos», concluye.



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